El Joven Inversionista
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El sol de Indiana empezó a ocultarse sobre los campos de maíz.
James caminó hacia su canasta de baloncesto para lanzar algunas pelotas antes de la cena.
Le encantaba jugar después de un largo día de verano trabajando en la granja.
Mientras lanzaba, James notó que su canasta de baloncesto estaba en muy mal estado.
La pintura estaba desteñida, la madera estaba agrietada y el aro del canasto estaba oxidado.
Al darse cuenta de que quería arreglarlo, James entró en la casa a buscar a su papá.
Y ahí estaba su papá… Lo encontró sentado en su silla favorita, y James le preguntó: “Papá, ¿podrías comprarme un nuevo aro de baloncesto?”.
Su papá respondió: “¿Sabías que jugué en ese aro cuando era niño? James, sé que es viejo, pero si quiere un aro nuevo tendrás que pagarlo.”
“¿Cómo puedo pagar un aro de baloncesto? Sólo me quedan unos pocos dólares de mi cumpleaños”, dijo James mirando hacia abajo.
El padre de James sonrió, y le dijo: “¡Puedes invertir ese dinero!”
Con un gesto de confusión en su rostro, James preguntó: “¿Qué significa invertir?”
“Significa colocar tus pocos dólares en algo que puede crear más dólares con el tiempo”, respondió su padre.
Sorprendido de que sus pocos dólares podrían convertirse en más dinero, James dijo: “No comprendo. ¿Cómo pueden crecer mis dólares con el tiempo?
Entonces su papá le respondió: “Esto va a depender de dónde coloques tus dinero. Por ejemplo, cada año compro semillas de maíz. Al pasar el tiempo, las semillas se convierten en mazorcas que luego vendemos al mercado local por más dinero que la pequeña cantidad que usamos para comprar las semillas. Asi que cada año, mi pequeña inversión en semillas crece, y genera en una gran cantidad de dinero.”
Su papá continuó: “Aquí tengo otro ejemplo. Digamos que nuestro vecino, el Sr. Cotton, inventó una máquina que planta rápidamente semillas de maíz en el suelo. Como creo que los agricultores querrán comprar la nueva máquina del Sr. Cotton, puedo invertir dándole dinero al Sr. Cotton para hacer más máquinas para vender. Entonces luego El Sr. Cotton y yo acordamos dividir el dinero que ganó al vender las máquinas. ¡Y así mi dinero está creciendo!”
“Incluso si comprar un nuevo aro de baloncesto es una inversión. Con el tiempo, jugarás mejor y hasta podrías jugar en la liga profesional ”, concluyó su padre.
James estaba asombrado por las diferentes maneras en las que podía aumentar sus pocos ahorros en más dinero.
Entonces, mientras caminaba por la habitación, comenzó a pensar en las diferentes maneras en que podía invertir.
Al mirar la pared, James vio la pintura de unas gallinas que había dibujado para un proyecto escolar cuando era más joven.
“Papá, se me ocurre una idea! Qué tal si invierto en gallinas para vender sus huevos en el mercado,” dijo James.
Su papá sonrió muy orgulloso, “Ese es mi pequeño inversionista”.
Al día siguiente, James y su padre construyeron un gallinero, con cajas de anidación, al lado del granero.
Cuando terminaron, James y su padre fueron a comprar un par de docenas de gallinas jóvenes, y James esperaba ver que su pequeña inversión estas gallinas se convirtiera en dinero suficiente para así poder comprar su nuevo aro de baloncesto.
Casi todos los días, cada gallina pone un huevo, y al poco tiempo James tuvo suficientes huevos para vender.
Acompañado de su padre, James se introdujo él mismo con dueño del mercado y le preguntó si compraría sus huevos frescos.
El dueño sonrió: “Amigos, la gente de la ciudad me ha pedido que venda huevos frescos locales. Así que me encantaría comprarlos, James.”
Tres veces a la semana, de camino a la escuela, James y su padre pasan por el mercado para entregar huevos.
Con el tiempo, la inversión de James de unos pocos dólares aumentó a más de doscientos dólares.
Con el dinero que ganó, James compró su nuevo aro de baloncesto.
Sin embargo, James se dio cuenta de que su inversión no había terminado.
Sus gallinas siguen trabajando, poniendo huevos, por lo que su dinero continuaría creciendo.
De inmediato se puso a pensar en las nuevas zapatillas de baloncesto que había soñado tener.
Si James se convirtió en un joven inversionista, ¡Tú también puedes!